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Cuando abriste un restaurante en el centro de la ciudad, no esperabas que tuviera tanta demanda. El menú es un desayuno sencillo que consiste en huevos revueltos y zumo recién exprimido. ¿Qué podría ser mejor que correr a un restaurante y tomar un desayuno rápido, especialmente si el servicio es de primera categoría? Un lugar como este no solo te levanta el ánimo, sino que también deja saciados a todos tus invitados. ¡No los decepciones!
Freír los huevos hasta que estén cocidos y ponerlos en un plato. Mira lo que quiera el comensal y prepara su plato, añadiendo a la ensalada de huevos, patatas o un vaso de zumo. Date prisa, porque con cada día de trabajo los huéspedes serán más y más. A los visitantes hambrientos no les gusta esperar mucho, así que trate de calcular todo con anticipación y prepare los huevos con anticipación. Una vez que gane dinero, puede comprar nuevas sartenes, descubrir nuevos ingredientes y aumentar la velocidad del servicio.
